Está bien, está bien tienes razón con ese asunto de que hay que respetar las leyes y todas esas yerbas. Pero si yo agarro a un tipo tratando de robarme el auto, lo mato,lo mato. ¿o pretendes que me siente en el piso y lo aplauda?. Y el hombrecito encogía los hombros con aires de inocencia. Y todos, en el bar,encogían los hombros.con aires de inocencia.o de picardía. Y todos, con el dedo índice rígido apuntando hacia el techo,puteaban. Y bendecían. Y todos ensalzaban, y asesinaban, y destruían, y ganaban, e invertían, y gobernaban, y reprimían, y claudicaban, y dictaminaban, y compraban dolares, y festejaban, e interpretaban y prometían, y apostaban, y ganaban, y querían, y respetaban, y bromeaban, y atajaban, y analizaban, y juzgaban, y mataban y dirigían, y parían y besaban, y hacían goles, y daban una mano y, si alguien se había atrevido a tomarles el brazo, la retiraban. El lugar apestaba a ideas y acción. Cuarenta y ocho mujeres igualmente llenas de energía. Y quince maletines de cuero. Y cinco peluquines. Y la frase del hombrecillo presumo que avivada por otros argumentos, que sonaba en todas las mesas: “yo lo mato, yo lo mato”. Y el coro : ”dolares, letras y plazo fijo, sí, sí, sí ”
***planeta°
*como viejos lobos*